Lanús fue más que el Xeneize y se impuso con un gol del Toto Salvio, y Boca jugo nuevamente muy mal, un equipo sin alma y sin juego como no se había visto en mucho tiempo, los hinchas estallaron.
Cuatro partidos sin triunfos no era lo que imaginaba Riquelme cuando metió el volantazo y echó a Diego Martínez. Tampoco era el escenario que planeó Fernando Gago, que además ya consumió todo el crédito de la novedad que supone un ciclo que arranca y el equipo, lejos de evolucionar, juega cada vez peor. La única mejora que puede exhibir es en la balanza, pero para eso alcanzaba con Cormillot. Los resultados, urgentes, hunden al equipo, cada vez más lejos en la pelea de la tabla anual por la Libertadores. La Copa Argentina es, hoy, el último salvavidas para no quedarse, otra vez, sin la chance de pelear la Séptima.
Si el primer tiempo hubo cierta paridad, con llegadas parejas y dominio repartido, el segundo fue todo de Lanús, de la mano de un entrenador (Zielinski) que cambió para mejor y otro (Gago) al que se le quemaron los papeles. El plan original de Pintita jugó todas sus fichas a explotar las bandas: Advíncula y Aguirre de un lado; Saracchi y Zeballos del otro, con la idea de provocar superioridad numérica por afuera y definir por adentro, vía Cavani. Pero la mayoría de las veces la idea chocaba contra la realidad: sin espacios, Boca no tenía juego para romper por adentro y descargar, y entonces el que se sentía más cómodo era Lanús, que explotaba las espaldas de los defensores visitantes y así encontró un par de chances, ambas de Marcelino Moreno (lejos, el mejor), aunque sin demasiada peligrosidad (en una de ellas, el tiro del delantero granate pegó en la mano de Rojo, pero fue en la de apoyo, no sancionable).
Entonces, la mayoría de las veces el dominio de Boca (65% de posesión en el primer tiempo) cultivó intrascendencia, el abanico de búsqueda de un extremo al otro no encontraba desequilibrio. Salvo cuando la agarraba Zeballos y con su gambeta rompía líneas. Fueron dos o tres jugadas, la principal cuando se sacó a dos rivales de encima para habilitar a Aguirre, que extendió pase a Cavani, cara a cara con Losada, pero el uruguayo desperdició la chance más clara de Boca en todo el partido. Entonces, la propuesta de Gago asoma demasiado lineal, quizá porque las bajas de Medina o Zenón le sacaron del mazo esa carta, ese futbolista que pueda encontrar juego por adentro y conducir desde ahí.
Gago siguió insistiendo con su idea original, mientras Zielinski tiró jerarquía a la cancha y apostó por Salvio. Como fuere, Boca se empezó a desgastar de repetir tanto la fórmula. La pelota la empezó a tener más Figal (Danger!) que los volantes, el Changuito se cansó de tanto ir, y Lanús, poco a poco, se sintió más cómodo con el partido, al punto que se adelantó en el terreno, con mayor presencia de los mediocampistas y se hizo cargo de la situación. El plan de Gago fue poner a Medel de cinco (por Miramón) y a Blanco por Saracchi: en el fondo, más de lo mismo. Después tiró lo que le quedaba: Giménez por Cavani, Saralegui adentro y Medel a la cueva. El enojo -evidente- del Matador ilustra el momento de Boca…
El gol de Lanús expuso en carne viva la debacle: Saralegui la perdió, Marcelino armó otro zafarrancho, y el gol fue de Salvio, que no lo gritó pero el golpe se sintió a pleno en La Boca. Antes de eso, el equipo de Gago se estaba desmoronando, al punto que Brey sostenía el cero a puro revolcón. Recién pateó al arco (un tirito de Zeballos) a los 27 minutos después de un monólogo del local, y luego del 0-1 no tuvo reacción (apenas un zurdazo heroico de Advíncula), mientras Lanús estuvo cerca de meter el segundo y hasta el tercero.
Hoy, Gago no tiene de dónde agarrarse. Su idea de juego se empantana en su propia pobreza y no tracciona en los jugadores, con niveles individuales pobrísimos y un mercado de pases que queda expuesto por su pobreza y su falta de nivel. Así las cosas, Boca y Gago sigue sin poder ganar.
Déspues del partido Gago y el enojo de los hinchas
El entrenador xeneize quedó disconforme con el segundo tiempo de su equipo y prometió encontrar el once con el correr de los partidos.
Tras el encuentro, en conferencia de prensa, Pintita dejó varias declaraciones para analizar sobre el rendimiento de sus dirigidos, la forma de jugar y cómo irá evolucionando el elenco de la Ribera con el correr del tiempo. “Creo que el primer tiempo fue el partido que quisimos jugar, nos faltó profundidad para encontrar las situaciones de ataque, nos faltó el pase final y esa decisión de atacar. El segundo tiempo no me gustó para nada el equipo, no se hizo nada de lo que habíamos planeado”, fue la fuerte autocrítica del DT.

Tras ser consultado acerca de cómo se revierte la situación, Gago respondió: “Se revierte trabajando. Tenemos un partido dentro de muy poco tiempo. Tenemos que tratar de entender que la situación no es buena, lo sabemos y nos tenemos que hacer responsables todos y partir de eso empezar a construir lo que queremos realmente”.
A su vez, le preguntaron sobre la verticalidad de Boca: “No comparto que queramos ser un equipo directo. Hay partidos en donde los equipos te llevan a jugar así. En el primer tiempo tuvimos mucho control de juego, tuvimos muchas situaciones para llegar a donde queríamos atacar. Obviamente que hay un juego y tratamos de aprovechar las situaciones que podemos generar por las bandas, porque también está la debilidad del rival, entonces hoy buscamos varias opciones, los extremos más centralizados, para ver dónde podíamos recibir y a partir de ahí encontrar los espacios. Pero el equipo lo vamos a ir encontrando con el correr de los partidos”.

“La actitud creo que todos los futbolistas la tienen cada vez que se ponen a jugar un partido de fútbol. No lo llevo a una cuestión de actitud. Tenemos que sostener más los primeros 45 minutos. Es trabajo, es tiempo. Acomodar al equipo desde la parte física y a partir de ahí que mejore”, comentó sobre la consulta por una supuesta falta de actitud de los jugadores.

También se refirió al ingreso después de mucho tiempo del chileno Medel por Ignacio Miramón: “Fue para solucionar las transiciones de Lanús. Nos faltó tener ese juego, no tuvimos el balón para crear el juego”. En tanto, sobre lo peor que hizo su equipo ante Lanús, agregó: “Lo que menos me gustó fue que nos faltó tener más control de juego en el segundo tiempo. Dejamos al rival tener mucho más el balón, nos posicionamos más bajos y ellos más alto”.

Para terminar, analizó los cuatro juegos que lleva desde su llegada y lo complicado que se le hace a Boca ganar como visitante. “Es muy poco el tiempo que tengo para analizar si hay una diferencia en cómo juega el equipo de visitante o local. Entendí que estoy en una institución que se merece tener una continuidad en el juego, en los resultados. Para eso vamos a trabajar, a entrenar, para cumplir el deseo que tengo de que seamos un equipo competitivo, que domine en toda situación, en los 90 minutos. Tenemos que hacer una autocrítica y trabajar a partir de ahí”.
El problema va mucho más allá de los nombres propios. Con diferentes nombres y sistemas, el resultado no varió. Y la crisis futbolística es cada vez más profunda, ahora le toca el turno a Godoy Cruz el miércoles en la Bombonera y solo resta esperar los sonidos Xeneizes.
Redacción: Buenos Aires BA / www.buenosairesba.com.ar