En estos términos se pronunció el analista político Carlos Fara. Además, sostuvo que “el disciplinamiento con ella es con La Cámpora”. También aludió al rol del gobernador Kicillof.
El analista político Carlos Fara se refirió al rol de Cristina Fernández de Kirchner en la interna del Partido Justicialista y consideró que la dos veces presidenta “creyó que tenía el control total con el operativo clamor y apareció Ricardo Quintela”.
“Pero no sólo Quintela, que podría haber sido una especie de loco suelto, sino también otros sectores con influencia como algunos intendentes de la tercera sección electoral, la CGT y el propio Axel Kicillof”, puntualizó.
Así las cosas, mencionó que “Cristina decidió cerrar el tema con el rechazo de la lista de Quintela, para que no haya ningún tipo de duda respecto de su liderazgo y para que no haya ninguna prueba de cuánta fuerza tiene Quintela”.
“Para Cristina, eso es una piedra en el zapato que no tenía prevista. Incluso si va a una primaria y gana por una diferencia enorme, está Quintela, que antes no era nada y podría terminar con un 10 %, ni hablar si tiene más. Entonces, me parece que todo lo que ha sucedido está indicando el largo ocaso de Cristina. No es de la noche a la mañana como dijo Milei, pero claramente es un desgaste estructural del liderazgo”, juzgó Fara al participar del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes del Posgrado de Periodismo de Investigación de la Universidad del Sur de Buenos Aires.
En tanto, evaluó que “Kicillof se animó a hacer algo que quizás nunca se habría imaginado. Ya venía con ciertos interrogantes internos desde el año pasado, cuando planteó el tema de una nueva canción y La Cámpora le respondió que la canción ya estaba y que la había escrito Cristina”.
“El primer indicio real surge ahora, cuando bajo la bandera de la unidad, evita apoyar abiertamente a Cristina, actuando con cierta ambigüedad. Si Kicillof aspira a ser competitivo en 2027, debe convertirse en líder de algo, al igual que lo hizo Massa en su momento. No puede limitarse a ser un empleado de Cristina, porque eso abriría todas las dudas que dejó la experiencia con Alberto Fernández”, acotó.
En igual tenor, consignó que “para Cristina es imposible despegarse de La Cámpora. Que objeten a La Cámpora, es que objeten a Máximo. Y que objeten a Máximo es que la objeten a ella. Cristina prefirió ser madre de Máximo, en lugar de ser conductora”.
“El disciplinamiento con ella es con La Cámpora. Y con Cristina presidenta del PJ nacional y Máximo como presidente del PJ provincial, el peronismo se vuelve una dinastía. La política se volvió un asunto de códigos muy particulares, lo que explica por qué vemos tantos hijos, hermanos, esposas, etcétera, en posiciones clave”, puntualizó el consultor.
Y sentenció: “Todo gira en torno a asegurar la lealtad y esto está sucediendo en todos los espacios políticos. Aunque es una estrategia eficaz para Cristina, desgasta. Nadie fuera de La Cámpora considera que ésta representa a la ‘confederación peronista’. Máximo tiene mala imagen inclusive entre votantes de Cristina. Es el hijo de Cristina y no tiene ningún mérito particular. Kicillof comprendió esa verdad y tomó nota. Sabe que, más allá de la posición ideológica, necesita logros propios para destacar”.
Buenos Aires BA /ANI